Usureros & Company
En un bar de
cuyo nombre no quiero acordarme, situado en la céntrica y moderna
calle Ángel Ganivet, acudí a una entrevista, pues ofrecían un
puesto de cocinero. Fui con todo el ánimo posible, aun conociendo
cómo se las traen por aquí los empresarios del gremio. Para
información del lector diré que hace más de diez años terminé
mis estudios de tres años de cocina superior en una prestigiosa
escuela de hostelería de Andalucía. Tres años de duro
aprendizaje, con sus respectivos veranos de prácticas en
restaurantes y hoteles galardonados con estrellas Michelin. Pues como
hace diez años, al volver a Granada, los empresarios hosteleros se
ríen de tal magnífico curriculum, y ofrecen unas condiciones
laborales deplorables. Nada ha cambiado a día de hoy.
Compañeros míos
de fogones desarrollan sus carreras en prestigiosos restaurantes y
hoteles de Japón, Moscú, Londres, Nueva York. Al hablar con ellos,
de cuando en cuando, ni se les pasa por la cabeza volver a la insigne
España, donde se reirían de sus sorprendentes curriculum, no se les
valoraría, y pretenderían pagarles un sueldo de risa exigiéndole
horarios infrahumanos. Pues como le estoy contando, querido lector
que frecuenta bares, restaurantes, y hoteles, nada ha cambiado a este
lado del río.
El joven
empresario hostelero que ofrece el puesto, analiza mi curriculum
intentando juntar las letras para comprender con qué profesional
está tratando. Con un vaso de agua en la mano, me pregunta qué tipo
de comida sé hacer. Seguidamente me explica que él tiene enfocado
el negocio de forma que quiere ofrecer a los clientes una gastronomía
tradicional a la par que innovadora, después pasa a narrarme un
surtido de roscas, tablas variadas…etc. No tengo más que escuchar,
con sólo mirar hacía un rincón donde está la cocina compuesta de
una plancha y una pequeña freidora, ya sé con qué clase de
empresario estoy hablando. Y el tipo quiere hacer maravillas
culinarias. Con sólo echar una mirada al local, comprendo que el
joven empresario no sabe de lo que está hablando y que le importa un
carajo mi curriculum, y que su único propósito consiste en llenarse
los bolsillos lo más rápido y fácilmente posible, caiga quien
caiga.
Sin levantar la
mirada me explica las condiciones laborales, que consisten en diez
horas de trabajo a turno partido de lunes a sábado y algunos
domingos de propina. No quiero escuchar más, ya he tenido
suficiente, ni siquiera deseo escuchar cuanto pretende pagarme, ya me
ha ofendido bastante. El quiere un esclavo y yo no soy la persona
indicada. Lo tengo claro, aquí no hay nada que hacer, terreno fértil
de usureros. Ya estoy tardando en coger mis cuchillos y emigrar a
tierras donde exista el respeto hacia la profesión.
Hoy, 22,08,14, en el periódico GRANADA HOY en la página 2, recogen este artículo. Thanks you.
Hoy, 22,08,14, en el periódico GRANADA HOY en la página 2, recogen este artículo. Thanks you.
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