Tras la lectura de Terenci Moix, “Garras de Astracán”


Tras la lectura de Terenci Moix, “Garras de Astracán”



     Anoche terminé de leer a Terenci Moix, “Garras de Astracán” 1991. Novela de casi 600 páginas. A más años cumplo, menos miedo me dan las novelas enormes. Terenci es inimitable, un escritor de los grandes, con un sello tan personal e intransferible, que hace volver a él, y buscarlo entre sus páginas para que te cuente al oído, en un tu a tu, secretos y realidades como sólo él sabe contarlas. Un cosmos único. Mayúsculo maestro de las letras, con el Don y El Duende, tocado por las musas, nadie sabe expresar sentimientos, nadie sabe contar y trasmitir, y hacerte estremecer, de la forma que lo hace Terenci. Sutilmente te va llevando por una historia, para contarte mentiras y verdades, apariencias, celos, poderes, pasiones, tragedias, y dichas de la vida. Terenci es quizás el mejor autor de las letras contemporáneas de este país llamado España.
    Garras de Astracán retrata una época que ha perdido la inocencia, dónde todo es apariencia, ansia de poder; donde hay que abrirse paso a dentelladas, a codazos, a mordiscos si hace falta. Una época, un mundo, que ha perdido “la belleza” “el mito” “el encanto”; donde todo se compra y se vende. En sus 600 páginas, se narra la crónica de la alta sociedad de “España”, el paso de los años desde una soñada transición, a un declive progresivo de ideales que inevitablemente declina en la perdida de la ética y la moral cayendo irremediable en brazos del Dios “Dinero”, que arranca almas, destruye corazones, y arrasa sin piedad todo lo que se interpone a su paso. Una historia entretejida por una serie de personajes pintorescos de la España que controla los hilos del devenir. Una España corrompida, una España escaparate para visualizarla tras el televisor, para tener al público adormecido, y sonreír mientras se juega a contar mentiras y se reparten el bacalao. Garras de Astracán, garras de poder, de pasión amorosa, de muerte, de sentimientos a flor de piel, de preguntas, de dudas, de búsqueda del amor y la felicidad, de vida. En sus 600 páginas, escondidas entre símbolos negros, se encuentran unos pasajes, unas reflexiones, que son tesoros que Terenci nos dejó como un regalo para la eternidad.
     Gracias Terenci Moix, gracias maestro, de todo corazón. Shalom.

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