La columna
La columna, los pilares del periódico, las señas de identidad, el sello, la personalidad. Las vertebras, el engranaje, el enfoque, la mirada, la interpretación, el valor intrínseco, la voz, el detalle, la diferencia. Por aquellos entonces yo tendría catorce, quince, dieciséis años, diecisiete. Desde los doce años, quizás antes, leía los periódicos. Mi afán, la curiosidad por aprehender, el hambre por comprehender el juego de la vida, o quizás, simplemente, el estar informado del mundo, para entenderlo y desenvolverme en él. A parte de leer libros que caían en mis manos o me iban llamando desde las estanterías de las bibliotecas, siempre leía los diarios, ese abanico democrático de información, con sus distintos modos de mostrar e interpretar la “realidad”. Me llamaba la atención el periodismo, la narración de los hechos, el enfoque de tal o cuál periódico; la influencia social, económica y política, que tenía el cuarto poder; los matices, los intereses, el encuadre de las not