Mil palabras

* Relato publicado en el periódico mensual Wadi-as Actualidad y Cultura del mes de Febrero del 2018. 


























-Rubén Darío Vallés Montes-

Mil palabras

Por ejemplo ahora. En situaciones como estas, te ves aquí delante y te dices, qué escribo, no se me ocurre nada. Bueno, esto sólo es una prueba. Me gusta escribir el adverbio solo, con acento, aunque los señores de la RAE hayan cambiado las normas, al fin y al cabo ellos son los que ponen las reglas, al menos han dejado la libertad de poner sólo con acento o sin acento. Quizás algún día yo también sea un miembro de la RAE, o un hemérito de Bellas Artes, o algo así. No más fatigas Dios, no más fatigas. Vaya usted a saber. Por ejemplo, el programa me marca que hemérito es sin h, y me da una serie de palabras que el programa cree que me pueden servir de ayuda u orientación; y es cierto, me sirve de ayuda y orientación; pero no sé... no me fío demasiado de este programa; aunque me marque la palabra, me la subraye en rojo, dudo de que esté en lo cierto, tengo que comprobarlo; por cierto, no me gusta utilizar demasiado el de que, no me gusta el dequeísmo, pero en este caso, en este momento no lo veo impropio. Un momento, voy a comprobar en el diccionario de la Real Academia, si realmente hermético, disculpe, hemérito es sin h. Un momento por favor. Efectivamente, lleva razón la máquina. Gracias APC.
Esto es una prueba, es algo, es algo así, que estoy escribiendo, para probar, para probar, el teclado que me acabo de comprar de segunda mano por 2 euros. Según estoy comprobando funciona de puta madre. La teclas son duras, y suenan cla cla.... Es un teclado cojonudo. Hace un mes y medio por ahí, me dio el venate de que necesita un teclado, la RAE aún no recoge este idioma, y realmente lo necesitaba para enchufarlo al portátil, coco loco, ya que la sensación de teclear sobre el aparato caliente no me era agradable, como un consolador recalentado entre las piernas, y desde hace tiempo deseaba un teclado nuevo. La verdad, en un primer momento pensé en buscar uno como este que estoy utilizando ahora, pero no, ya sea por las fuertes convulsiones dosis de calor sufridas, ya sea porque hace un mes y medio disponía de algo de dinero, el caso es que me di el capricho y me fui al Media Markt y me compré un pepino de teclado ultra ligero y silencioso como un buen ladrón nocturno. Un teclado Microsoft que sirve para la la televisión conectada a internet, que tiene un ratón inalámbrico incorporado con un programa especial que te permite pasar las fotos desplegando dos dedos hacia abajo o abrir y ampliar la foto señalando un punto con el dedo anular y el índice y abriéndolo como en un desplazamiento suave y armónico de ballet, los dedos, consigues en un vete tú a saber abrir tu foto de puta madre. 30 pavos me costó. Y está de puta madre, si está muy bien, todo está muy bien cuando tienes pagadas las facturas y no tienes una lista esperando, de gente esperando, le pagues el dinero que te han prestado para sobrevivir, entonces es más jodido, porque agobia, es más difícil respirar y estar en armonía con tus semejantes, y el medio ambiente es lo de menos; pero no sé, no tiene este cla cla..., este golpeteo, este esfuerzo de los dedos al teclear, este aroma de tiempos pasados, de máquinas de escribir eléctricas y manuales, la lamparilla de aceite donde te dejas la vista, el incienso, la vela colgando de la nariz y la tuberculosis asomando por el marco de la habitación, que requerían un esfuerzo, entonces todo era más arriesgado más romántico y los gatos famélicos eran un potencial peligro para las ratas y los dedos fríos de los alucinados religiosos, un trabajo manual, ante todo y después, un ejercicio, malabarístico portugués no recogido en la RAE, mal interpretado a veces, demasiadas, como si fueras esculpiendo las palabras, las frases. Aguantando las lágrimas. Ya te digo, mejor te lo digo yo en mil palabras, si me vieras en el Media Markt, un lunes a primera hora de la mañana, esperando a que abrieran la puerta del negocio, como si fueran a cerrar próximamente, a liquidar, a desaparecer, como si todo lo tuvieran al 70% rebajado, treinta segundos antes de morir. Me faltaba tiempo, el alba, estaba impaciente por ver, analizar todos los teclados de la tienda. Como un catedrático emérito loco amante de las armas. Así que cuando abrieron, un lunes a primera hora de la mañana, en pleno mes de agosto, me fui directamente a la zona peligrosa de los teclados asesinos como si fuesen a desaparecer todas los máquinas del planeta tierra. Y allí me pegué una hora probando todos y cada uno de los teclados de la tienda, absolutamente todos, como el que está comprando un piano, y lo huele, el sándalo y el cedro, lo palpa, lo manosea, prueba la textura de las teclas, el carpino, la dureza, la armonía del teclado, la finura, la resonancia. Me estaba volviendo loco, estaba totalmente obsesionado. Llegó un momento en que no sabía por cuál decidirme, llegó un momento clave en que pensé dejarlo, irme, abandonar, todo, no comprar ninguno, porque el que yo quería realmente es este con el que estoy escribiendo ahora, el que esculpe, en el frío, el que me ha costado 2 euros de segunda mano, el que hace ruido, el que suena, cla cla...., el que hace que la gente sepa que estás escribiendo, que te estás ensañando, ensayando, estudiando, aprendiendo, creando, como el músico que ensaña, que afina su instrumento, que se pasa horas, semanas, días, años, décadas, trabajando y trabajando con su instrumento, completamente sólo como un druida en el bosque, para darle, para buscar la mayor de las perfecciones posibles, el valor. Yo quería este teclado de 2 euros. Ante todo paciencia. Pero llevaba en la tienda del Media Markt más de una hora, y no podía irme de allí sin un teclado, un teclado por el cual no iba, no tenía pensado gastarme más de 15 euros. Pero no, me lleve el tocho, el pedazo de teclado ultra silencio de Microsoft.
El otro día, leyendo una entrevista de Paul Auster que presenta una novelita de 1000 páginas, hablaba él de las máquinas de escribir y tal, y de los ordenad.... lo tengo que dejar la batería del portátil está cr


-Fin- bla bla bla estamos aquí



Siete Días después

¿Y ahora qué hago? Este teclado está bien. ¿Cambio el new teclado por una batería nueva para el portátil? Creo que no se ha entendido nada, habrá que repetir de nuevo una vez más antes que la tuberculosis pase el umbral de la puerta. SI, ¿no?, en fin... esto es jazz, tengo que mirarlo detenidamente a ver . Tengo la garantía , le puedo decir al propietario de la tienda que no encaja con mi sistema operativo o... u otra mentira. La verdad que este teclado me mola . Es rápido y ligero como una trompeta supersónica, meticulosamente precisa y certera. Lo tengo que seguir probando, a ver..., la verdad que es mucho más rápido, no corre sino vuela mi portátil bergantín . ¡Qué va!, afirmativo, me lo quedo, comeremos mañana, está de puta madre como Somadamantina llena de brillantes. “Tu lo eres un gufi... camisa plancha... me tiene miedo la cucaracha..”. Te amo.



© Rubén Darío Vallés Montes. 19/11/17


* El periódico mensual WADI-AS se puede comprar en el kiosko de Puerta Real frente al Restaurante Chiquito. Granada.

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