REVERSO
TISHA.
Sobre las cinco después de diecisiete horas sin comer empieza a
doler el hambre. Es duro distraerlo pero se aprehende. Es voluntad,
resistencia, un motivo, aunque serías capaz de robar, incluso serías
capaz de matar, porque el hambre es poderoso. Pero no lo harás
porque sabes que es un hambre elegido y pronto terminará el ayuno, y
todo volverá a la normalidad.
TRES
HORAS DESPUÉS.
Paula
al final murió, se veía venir, así lo quería, así fue. Tres
obras maestras entre mil quinientos cuadros y más de quinientos
dibujos. No está mal. Misión cumplida. Una niña, un marido viudo,
su recuerdo y la posteridad. Bien. El emigrante magrebí de la patera
ya está instalado, ha venido equipado con el último modelo del
chándal del Barca, su colega Hasin es más del Madrid y estrena la
segunda equipación del equipo con el número de CR9. Aquí están
los ídolos. La familia china triunfa con su supermercado
granaíno de calle Elvira, el dinero entra en caja, la familia china
vigila con las cámaras de seguridad a los hippies, los turistas, a
los prófugos. El empleado de Senegal atiende la fruta, coloca
productos, y hace recados urgentes. El camello de la calle me saluda,
yo no lo veo, pero lo conozco, él me sonríe, yo le sonrío. La
mejor salsa de soja la tienen ellos y a buen precio, así que me
llevo medio litro y lo meto en la joroba. La calle me mira, y yo ando
en mi sueño de treinta grados. Los bazares me miran, y el anticuario
con las babuchas rojas de San Pedro me observa, y yo ando en mi sueño
de treinta grados. Allí aprendí quién manda en la tele, en la
misma plaza donde unos socios cierran un trato. Los punkis me miran,
me taladran, también me conocen, pero yo apunto al arco y giro a la
derecha. Mi amigo el editor está en casa así que entro y me
acomodo, hablamos de todo y nada, los dos somos escritores. Me
despido y pasó por allí donde el dóberman juega como un perro
faldero tras una pelotita de goma. Paso lento y seguro del triunfo
que espera en linea de combate la alta capacidad donde marca Elena.
La joroba cae al suelo y empieza a salir betadine para curar heridas
dulces. Todo se esparce en ese aroma y gotea fragancia hasta la
fuente de agua clara que se tiñe de ocre. Transbordos del alma
metidos en bolsas verdes de plástico a cinco céntimos de
desconfianza. Un coche de policía secreta pasa volando jugando a los
ángeles de Charlie. Poco después, bajo la mirada escrutadora de la
ciudad inteligente un coche patrulla aúlla y los vehículos se
apartan y en la ventana asoman unas piernas de mujer que patalea
desesperada, agresiva y loca, aunque no ha matado a nadie. La vuelta
a casa es tranquila, una llamada a media noche hace sonar las alarmas
y los perros vigías se ponen a ladrar como lobos hambrientos. Aunque
no lo parezca hoy es sábado.
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