Flipando en colores, Alhama.


Yo no he visto cosa igual, Alhama, Domingo de Piñata. Sabía lo del carnaval, el más antiguo de España, había escuchado hablar de él, pero aquello es otra cosa. El desmadre de la imaginación, la juerga y el cachondeo 115% granaíno. Impresionante, puro carnaval. La virgen del Rocío pasea por la calle con un coro de krishnas dulces como el turrón. San Juan el Evangelista, el hombre de esparto y las bragas de oro. San Pedro, las llaves, y Jesús el nazareno, anuncian un concierto en la Copera. Duendes del bosque y ninfas, toman cañas con la familia real de un planeta hermano a cuatro millones de años luz. Patos que ladran, cisnes que bailan, fuentes y agua toman vida y cantan coplas. Por allí viene la filarmónica de Viena y el Doctor Candel pasando revista. Entre máscaras y mascarones, bolsos al aire, rimen y serpentinas, pelucones de fantasía, medias ceñidas y exuberantes pechos. Bromas y más bromas, aquello es flipar en colores. Es tanta la impresión que hasta dos horas después no pude articular palabra, síndrome jameño. Y pasan las horas como si no existiera el reloj, y el día se confunde con la noche, es un sueño mágico que te envuelve en una nube de ilusión desbordante. Aquello es otro mundo, el tajo de las sensaciones, el desmadre padre, el despiporre completo. Un olivo flotante sobrevuela la plaza, y la ilumina de aceitunas que caen en los platos aliñadas, en la misma barra donde se come cosa buena, y se bebe ambrosía del terreno, no falta ni gloria, porque tú mismo subes la mano y la coges. En aquella misma barra de Don Carnal, donde comparten una Alhambra el árabe, el cristiano, y el negro del whatsapp, que se choca los cinco con el guardia civil, con el feo terrorista, con la reina mora, y con la niña cachonda de las trenzas. Allí, en esa plaza, están todos, la familia Trump, Susanita y Pedro de buen rollo, el Vaquerizo de despedida de soltero con el Papa Francisco y los tres Reyes Magos, El Rey Juan Carlos del brazo de Barbara Rey, todo queda en familia, su tita, su abuela, y hasta la hermanica vestida de libertad. ¿Quién eres?, preguntan... Alhama, mucha Alhama. ¿Estuviste? No te vi. ¡Uy...qué torpe!

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