Fenómenos paranormales








Fenómenos paranormales


Resulta curioso tras las elecciones andaluzas como queda patente la poca importancia de los candidatos presentados por los diferentes partidos para presidir esta comunidad. Ni el representante del PP, el Sr Moreno Bonilla, ni el el de Ciudadanos el Sr Juan Marín, ni el de Vox el Sr Francisco Serrano, ni pinchan ni cortan a la hora de negociar la coalición que formarán los tres partidos para gobernar la Junta de Andalucía durante los cuatro próximos años. Los líderes nacionales de sus partidos, el Sr Casado, el Sr Albert Rivera, el Sr Santiago Abascal, negocian en Madrid la presidencia de la Junta. Si fuera una guerra estaríamos hablando del reparto del botín de una zona conquistada. Y es que Andalucía ni pincha ni corta, es un apéndice de la política nacional, supeditada a los intereses del partido dominante de turno. Pero esto es así desde siempre, hablando de tiempos democráticos, los diferentes presidentes, todos socialistas que han gobernado la comunidad, han sido designados desde Madrid, o puestos a dedo como el acusado Sr Griñan, o la vapuleada en las urnas la Sra Susana Rodríguez, que ostentará el merito de haber perdido la hegemonía del partido socialista en Andalucía, lo que supone en términos quirúrgicos la amputación de la pierna izquierda, ya que la derecha ya la perdió el PSOE en Cataluña.
A lo largo de la historia política andaluza de estos cuarenta años, solo ha existido el intento fallido de hacer de Andalucía algo más que un juguete de Madrid, y este intento se llamó Partido Andalucista. Pero esto jamás lo entendimos, o hicieron porque no lo entendiéramos. Andalucía pues existe como región, como agrupación de ocho provincias, donde cada cual es de su padre y su madre, donde si eres funcionario, con tu calidad de vida, tu sueldo fijo, tus pagas extras, se vive bastante bien. Eso lo aprecian sobre todo la gente de fuera. Pero Andalucía no tiene y al parecer nunca tendrá relevancia en el panorama nacional. Sin voz, sin voto, sin poder de influencia ninguno, nosotros suministramos playas para el veraneo, precios baratos, buena gente que curra a destajo y a pesar de eso se sabe divertir, nosotros tenemos nuestras paguicas, nuestras peonas, nuestros caciques de pueblo que nos buscan los chapús para ir tirando. Y la verdad, que en las duras y las maduras, seguimos tirando para adelante con alegría, cada uno a su forma, claro está… porque en nada tiene que ver un sevillanito, con un malagueño, un gaditano, o un jienense ni pollas, y eso sin meternos en pueblos, en santos, en vírgenes y en cofradías.
Así que aquí, en nuestra tierra seguirá la cosa igual, los señoritos de Madrid seguirán moviendo nuestro cotarro a sus anchas, planeando sus inversiones, sus negocietes, sus planes de futuro, sin contar con los andaluces, por supuesto; ¿pero qué son los andaluces?; ¿los andaluces?; yo tampoco lo sé. No creo que sean esos que han votado a un partido de extrema derecha, esos que viven del plástico, de los invernaderos, esos que se han hecho multimillonarios con el trabajo barato de millones de inmigrantes. No creo que eso sea Andalucía. No creo que Andalucía sea el cateto rico, que desprecia la cultura, el arte, la ciencia, el que solo entiende de fanegas, y billeticos, de coches de marca, aficionado a los bares de colorines, y que en su tiempo libre solo sabe ponerse ciego.


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