La flor mofeta
La flor mofeta
Granada es un
vergel, la niña bonita de la corona. Agua y sol se juntan para hacer
brotar donde quieras que mires el esplendor fértil de la naturaleza.
Granada es en sí un jardín botánico. Jardines privados tras las
tapias de los Carmenes, jardines públicos repartidos entre grandes y
pequeños parques por toda la ciudad. Avenidas, calles, rotondas,
farolas, macetas, adornan y dan vida a nuestra sin par ciudad. Se
podrían hacer varias rutas guiadas donde se nos diera a conocer
tamaño patrimonio, sería maravilloso y nos sorprenderíamos de la
espectacular variedad de nuestro jardín botánico urbano. Da gusto
pasear por Granada y detenerse a observar. Cada estación es
diferente y nuestro vergel cambia, haciendo de Granada una postal
distinta cada día del año.
Si usted es
andarín, seguro que ha paseado por el bulevar de La Constitución, y
habrá observado el recital de plantas que pueblan sus laterales. Y
habrá olido algo raro, un olor extraño, agrio, acre, denso, un
tanto desagradable, sobre todo en los meses de verano, y se habrá
preguntado de dónde proviene dicho perfume. Lo mismo me preguntaba
yo, que olía aquí y allí cual perro sabueso buscando el hueso
escondido. Muchas fueron mis cavilaciones, no crea usted que fue
fácil dar con la clave. Pero, tras mucho cavilar, di con la Coco
Chanel. Estaba allí, al principio del bulevar, dando la bienvenida
junto al torero, y siguiendo las pistas la fui encontrando a lo largo
de todo el paseo hasta llegar a la cabeza de dos caras del Gran
Capitán, bajo la bandera de España. Sepa usted querido amigo que no
ha sido nada fácil deshacer el entuerto, un año hace que estoy
trabajando en este caso. Le daré más claves. ¿Se ha fijado usted
en el jardincillo que rodea a la estatua de Isabel la Católica y
Cristóbal Colón al principio de la Gran Vía? Sí, allí donde se
reúnen todos los grupos de extranjeros para hacerse la foto y
empezar la ruta turística. Allí está ella, la inofensiva,
rezumando perfume acre, tan molesto para el olfato, pero hermoso para
la vista. Ahora cae usted en la cuenta. Es esa inocente planta de
hojas finas y acintadas de donde salen largos y finos tallos verdes
coronados con pequeñas florecillas violetas. Es la Alium, planta
ornamental de la familia del ajo que resiste todo tipo de
temperaturas. Se asemeja a la Lila del Nilo perteneciente a la
familia de agapanthaceae, planta del amor y la fertilidad conocida
como jacinto africano, la podemos observar al principio del Paseo del
Salón en la Fuente de las Granadas y en la Huerta de San Vicente,
pero esta hermosa planta no desprende el desagradable olor que emana
nuestra querida Alium, ese olor penetrante que se agarra a la
pituitaria y a la garganta y no se te despega ni con el más potente
spray contra el aliento.
Supongo que el
jardinero fiel que sembró esta florecilla mofeta es un cachondo
malafollá, el auténtico granaíno, que llevará tiempo partiéndose
de risa observando como la gente se lleva la mano a la nariz al pasar
por su lado. A lo mejor tiene una guerra emprendida contra los
nocturnos vampiros, y por eso ha sembrado el ajo por muchos parques
de la ciudad incluido el Generalife, para librarnos de las
dentelladas en el cuello de los hombres y mujeres del Conde Drácula.
Ha llegado su osadía, incluso hasta el parque Tico Medina, cronista
de nuestra ciudad, el buen hombre, amigo de todos, donde ha plantado
hileras de la flor mofeta.
Con el tiempo uno
se acostumbra a todo, es como el queso de Cabrales, o los arenques, o
el olor intenso de la mostaza, al principio cuesta asimilar pero con
el tiempo se le empieza a coger el gustillo.
Publicado en IDEAL DE GRANADA. 1-09-2018
Publicado en IDEAL DE GRANADA. 1-09-2018
Comentarios
Publicar un comentario