Extremadamente respetuoso








Extremadamente respetuoso


En estos tiempos curiosos.

La honestidad,
no como propósito,
sino como forma de «ser»,
más allá de la educación y eso que llaman cultura,
-como si fueras tonto-
el hablar de forma verdadera,
no como meta, ni como modo para no sé qué,
-¿qué?-

Eso de reflejar,
hacia,
ante los demás,
sin un objetivo,
sin gestión de fondos,
manicura de emociones y sentimientos,
-tan solo un gesto-,
tan sencillo,
tan ingenuamente sencillo,
porque naturalmente «es».

«Amenazante»

No hay estudio,
ni análisis meticuloso.
Simplemente simple.
«Sin vueltas. Sin virutas».

No está en el «ser» otra forma posible.
Que sería un patético disfraz ridículo.

Tan ridículo y destructivo como el -esfuerzo- que tendrías que hacer para tomar otra posición,
-nota-, más coherente con los tiempos «mil-quinientos-metros» de altura.

Nubes bombardeadas de grilletes.

Mostrarte, tal vez, de otra forma,
y aparentar no se sabe qué, y para qué.
En eso tan serio que llaman la santa mentira,
asumida, asimilada, señalada en rojo granate.

Enaltecida mentira,
amable,
petulante mentira aplaudida,
banal-gloriada-falsedad,
tal cual así.

Un ventrílocuo mueve las almas en la fabrica de muñecos rotos.
Toxicidad y sustancia.
Interiorizada prohibición hecha factura,
vendimia asumida, en nuestro tiempo, consumida,
que se consolida como un perro en la noche matinal,
un ruido-grito en la manta caliente
-su señoría-.

Lo habitual, lo de siempre,
eso que llaman «dardo por diente »,
como no podía ser de otra manera la estupidez
-su señoría-.

Me sorprende la posición del palco,
la nombrada academia, torcida de cintura,
de ahí los vértigos y el malestar,
los extraños sustos frente al espejo.

Extranjero de mi propio país a la contra.
Odas eléctricas biorritmos,
mutaciones movimientos.
Caras A. Caras Jax.
Miradas del clérigo,
hojas órbitas bocas pecadoras,
«desencajada-mente-recelosas»,
inquisitivas de exposición,
comerciantes del horror,
los silencios,
largos silencios
pesados silencios mescalina.

Horas vacías.
Sus radiografías y su confusión.
Su sorpresa.
Su confusión sospecha.

-Alo..., ¿estás ahí?-
-Ahórrate un símbolo-
-Incomoda tanto ante esto tan sencillo-

«Amenazante»

Un mono, un natural.
Y un milenario ungüento curativo-medicinal-gratuito y expansivo.
El «ser» de la mayoría, honestidad escondida, secuestrada multitud.

Sencillo. Es como si el bosque de la diversidad, el Edén, donde antes habitaban, naturalmente, pájaros de distinto plumaje y canto diverso, hubiera sido tomado por cuervos, y al cabo del tiempo, los mismos cuervos se olvidaran que ese habitad le es ajeno, y solo supieran ya de graznidos vivir, incluso muchos no fueran cuervos, pero creyeran serlo, cubiertos de oscuridad.

Y al ver el arcoíris, escuchando un trino lejano,
tal vez una ráfaga de color pasajero,
se miraran «aturdida-mente-espantados»,
unos a otros asustados.
Ansiosos espantapájaros,
atados al mástil batiente
de la breve tempestad,
escrutándose bajo el rayo,
llamándose unos a otros,
en la afirmación lejana ,
pero imborrable,
de una tierra de dicha sacudida.

Siendo el grado tan alto el temblor,
desconcierto general,
que causa miedo-terror-pánico,
esta forma de «ser» sencilla.

Recelo. Envidia. Shock.

Prefiriendo así la podredumbre,
el fango,
el hedor del pantano estancada-mente fétido de la mentira,
donde flota la inmundicia,
la apariencia,
y el disfraz de mierda instalado.

Instalado,
en el viejo velo negro del mundo,
silencio loco,
enfurecido,
gritante como costumbre-tradición es sabido.

Es tal el grado,
de engreída-perturbación y molestia
que causa la honradez y la verdad,
que muchos huyen, despavoridos,
insultados se esconden en las mesas,
levitan junto a afilados cuchillos,
se protegen y cierran sus caparazones
«llaves-cochinillas y mata-puercos-espín»,
o erizan su cola de escorpiones venenosos,
mostrando tijeras bañadas de chocolate amarga moral.

Extranjero de mi propio país a la contra.

Equilibrio doble mortal,
Alejo,
Job,
como si tuvieran miedo,
miedo, miedo,
que su cercanía,
su tren de cercanías,
su sola presencia,
les fuera a cambiar, el modo.

Extranjero de mi propio país a la contra.

Truenos.
Transformando, su minúsculo corral de carne y huesos,
sus granos de polvo, pequeña y mísera vida. Centellas.




©RUBÉN DARÍO VALLÉS MONTES. 2018. Febrero-Abril.

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