Carta de un padre de familia


 
 
Hola a tod@s. Feliz año.
    Soy una de las personas que necesita de la ayuda que presta Cáritas. La situación económica que atraviesa mi familia es muy delicada; sin trabajo desde hace dos años la vida se hace muy cuesta arriba. La verdad es que no me gusta tener que recurrir al banco de alimentos, ni al ropero, y me gustaría poder comprarle a mis chiquillos los juguetes de reyes, como hacía antes; pero mi situación es la que es. Desearía trabajar, ganar dinero de una forma digna y no tener que recurrir a la caridad que las organizaciones como Cáritas y otras prestan. Pero siendo mi situación tan lamentable, igual que la de millones de familias en riesgo de exclusión social en este país nuestro, no me queda más remedio que recurrir a las ayudas sociales que prestan. Tengo que estar agradecido por la ayuda que me prestan cuando lo necesito, sobre todo tengo que agradecerle a los voluntarios que colaboran con estas organizaciones, que prestan su tiempo, sus fuerzas, su ánimo, su dinero, para llevar a cabo este trabajo solidario; gracias por acordarse de los que por miles de circunstancias nos vemos teniendo que recurrir a la caridad; gracias por vuestra ayuda, por echar una mano a estas organizaciones que dependen del voluntariado para que la labor que desempeñan se lleve a cabo. Vuestra ayuda es un alivio en el día a día, saber que existen personas que se prestan desinteresadamente para ayudar a los que lo necesitan, que arriman el hombro por los demás sin más recompensa que la satisfacción propia de estar realizando una buena acción, es un aliento de humanidad y fraternidad que llena ese espacio a veces vacío de esperanza.  Fraternidad que reconcilia el maltrecho sistema social, creando un lazo de unión imprescindible, el hilo que teje nuestro entramado social sosteniéndolo desde la base de la pirámide, la que sostiene toda la estructura; una labor social, la  vuestra, muy importante; un abrazo reconciliador ante la desesperación y la quiebra. Vuestro compromiso social, a pie de calle, día a día, real, frente a frente, es un trabajo al que todos tenemos que estar agradecidos pues es la argamasa que une las piezas de este sistema decadente.
    Espero que este año nuevo mi situación y la de millones de personas mejore y podamos volver a tener independencia de vida, tan necesaria; que la pobreza se vaya, que no vuelva nunca, porque la pobreza no sólo afecta en el plano económico, lapida la salud, las relaciones, la familia, la educación, la cultura, el amor, la unión, la alegría, la ilusión, la esperanza... Y un pueblo así, está condenado al desastre. Así que espero que este cajón desastre, este mundo al revés, se vaya apaciguando en sus remolinos de aguas revueltas; y vuelva a la calma transformándose en una sociedad justa, amable, igualitaria, donde todos podamos vivir dignamente.
    Os deseo a to@s, colaboradores, voluntarios, familias, donantes, a ti, a tod@s, lo mejor.
    Fraternidad y sobre todo humanidad. Mis mejores deseos para este año.

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