Un país que desprecia su cultura

Un país que desprecia su cultura, que lleva a sus artistas hasta el ostracismo más profundo, la miseria, que los silencia en vez de potenciarlo. Que trata a la cultura como a un enemigo. Que no fomenta el potencial artístico de su pueblo, que más aún lo enfrenta a la sociedad pintándolo como una panda de vagos y maleantes vividores. Un país donde los poderes tratan a sus artistas como pordioseros, sin darles oportunidad de desarrollar su trabajo, de hacer crecer a la sociedad. Un país dominado por unos entes que controlan, que trata a la cultura de esta forma, trasmitiendo al pueblo una imagen negativa de estás personas, fomentando hacía ellas, desprecio y desconsideración, en vez de admiración y respeto. Un país así esta condenado al deterioro, a la ignorancia, a la muerte, al desastre. Pues es un cuerpo sin alma, una sociedad vacía de espíritu, donde sólo impera la desesperanza y la desdicha. Pues si algún valor tiene el arte, en todas sus vertientes, es llenar eso tan humano que llamamos espíritu. Alguien dijo que los artistas son como antenas, para rayos que conectan ese lado místico e inexplicable que no puede desentrañar la ciencia, ese lado inmaterial sin tiempo ni espacio que nos comunica con nuestros ancestros y nuestra especie, como una manta de fina lana en una noche desapacible de frió y viento.

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