HOSTIAS, SE ESCAPÓ EL GUSANO CHIKILICUATRE DE LA CAJA





HOSTIAS, SE ESCAPÓ EL GUSANO CHIKILICUATRE DE LA CAJA

Yo pertenezco a la generación mejor preparada de la historia,
y a la generación más estafada, mentida, traicionada y vilipendiada.
Los de la sartén por el mango dicen, estos chicos no convienen, saben demasiado.
Nos vendieron el oro y el moro, sobretodo el moro del desierto,
había que tenernos dormidos, a otros los convirtieron en zombis vivientes.
Pero un día después, con los honores en la mano y las urnas enmarcadas,
descubrimos que en la caja no había nada, eso no está bien nos dijimos.
Pero la verdad, hacía años que estaba vacía, reluciente por fuera, hueca por dentro.
Ellos, los de las promesas, los de los elogios, los organizadores,
los vendedores a domicilio del futuro prometedor y venidero,
se lo habían comido todo, se habían esnifado hasta el último gramo,
se habían comido el pastel mientras nosotros hincábamos los codos, ellos reían,
desde la cima de la pirámide, acariciándose el perineo.
Como cerdos en el festín del rey de la granja el día del patrón.
Pasó el tiempo, un buen día nosotros llegamos y llamamos a la puerta,
no nos quisieron ni abrir, ponía en el dintel que estaban de misa, guardar silencio.
Así que nosotros, crías de pollos nos quedamos sin nada,
sin techo, sin casa, sin trabajo, con un título arrastrando como losa,
sin un mísero grano de maíz que llevarnos a la boca,
las multinacionales los guardaban bajo claves en paraísos fiscales,
fuera de leyes internacionales, lejos de los derechos humanos.

Ahora tienen miedo porque dicen que somos desagradecidos,
que lo hemos tenido todo, que somos unos desaprensivos,
que ellos nos dieron un plato de comida, nos vistieron, nos compraron un diccionario,
nos llevaron al circo, nos dejaron el mando de la televisión para cambiar de canal,
nos dieron agua caliente, vitaminas, comida basura, incluso estudios y máster y farándula,
e inteligencia emocional, y moral y ética, y la segunda cadena, y pastillas para los hiperactivos,
y psicólogos, y líneas calientes, y ansiolíticos, incluso una vez nos pagaron un viaje de estudios,
donde follamos por primera vez y se corrieron en nuestra cara,
donde cogimos la gran borrachera etílica, donde casi nos arrolla ese tren de madrugada,
lo vimos pasar cerca, sentimos su bufido de muerte, la guadaña voló sobre nuestras cabezas.
Pero el supremo, el poderoso, permitió que nos creciera la barba,
nos salieran las primeras canas y leyéramos dunias rumanas,
y se afilaran nuestras miradas de mongol galopando veloz por las frías estepas rusas.

Ahora tienen miedo, y ponen rejas de espino, duro metal, a sus propiedades,
y modifican las cartas magnas a su conveniencia, maremágnum de leyes, decretos, órdenes,
secretos, reuniones conspirativas, redes y redes para perdernos en el laberinto imposible de la justicia,
endureciendo las medidas de seguridad estatales y privadas, nunca hay suficiente vigilancia.
Control en las fronteras, vigilancias telefónicas y penas de por vida.
Justicias de clases privilegiadas,ministerios de vivienda, hoteles para los pobres.

Pero tienen miedo de que mutemos en pájaros negros como cuervos,
de que dejemos de drogarnos, de que dejemos de quedarnos tirados en la calle hasta la madrugada,
de que vayamos tras sus coches de lujos, nos metamos en sus piscinas iluminadas,
rompamos el orden establecido, el orden-caos, y terminemos sacándoles los ojos.

Ellos resucitaron la frase perdida, guerra de clases, guerra de guerras.
Ellos sonríen, retozan en el barrizal, ellos prefieren la cantidad a la calidad,
perturbados de soberbia, beneficios económicos, productividad, sacralización del trabajo.
Adoradores del becerro de oro, matrimonios de conveniencia bajo la sagrada cruz
y un sacerdote ebrio del cuerpo del mesías y la mirada sucia de remordimientos.

Ellos sonríen, se lo enseñaron en los colegios de Franco, era la obra del día.
Bien, ya tienen el futuro hecho, las herencias repartidas. Pero ven la muerte cercana,
y tiemblan. La puta no se puede comprar, cuando llega llega, no le importa tu dinero,
ni tu posición social, ni tus privilegios, ni tu poder en tu pueblo. Ella no te teme,
porque siempre gana. No teme a tu barriga llena, ni a tus contactos, ni a tus influencias vanas,
ni siquiera teme a tu nariz anestesiada, ni a tu Mágnum, no teme ni a tu polla que ya no se levanta.

Mañana, los diarios volverán a decir que la juventud está perdida,
que los adolescentes no tiene padre ni madre, que son incívicos, maleducados,
incluso peligrosos.
Abría que internarlos a todos. Abrir de nuevo campos de concentración.
Meterlos a todos allí, invadir la libertad con cámaras de vigilancia por doquier,
incrementar los policías a sueldos, mejorar sistemas de seguridad y control informático.
Vigilancia, control. Vigilancia, control. Medidas preventivas. Medidas preventivas.
Doberman en las puertas de los colegios públicos, de las bibliotecas y museos.
Doberman que piden la documentación, arcos de seguridad contra cerebros radioactivos.

Esta generación, nace sabiendo, incluso no lloran cuando el sabio los tira desde el templo,
ya no se chupa el dedo, enseguida enganchan la teta y empiezan a mamar.
Ni tarda años en abrir los ojos. Saben leer, incluso escribir,
incluso saben de informática más que tú, ciber analfabeto de tu llamado primer mundo.
Esta generación dejó de creerse tu futuro de cuento de hadas, tus milagros míticos,
tus santas cruces tantas veces profanadas, tus zapatos de charol rojo.
Ahora es tiempo. Ahora, algunos deben de pagar los pecados cometidos.
Cppyright Rubén Darío Vallés Montes 2010

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