Subido en la ola

Subido en la ola

A 40 º visito El Cuarto Real de Santo Domingo, espacio limpio, diáfano, moderno. Es hermosa la QUBBA, me recuerda al Salón de Embajadores de la Torre de Comares; hermosos sus azulejos, especialmente unos pequeños frisos con policromía dorada, que me llaman la atención por su delicada belleza. La armadura de madera del techo es soberbia. Todo muy bien conseguido, modernidad y antigüedad, a la par, bajo mis pies. Paolo, un chico brasileño, me enseña amablemente el edificio. Las azafatas afables, sonrientes, perfumadas, me indican las escaleras donde me esperan los grandes cuadros de Juan Vida. Arte conceptual, flotante, aire alemán traído al sur. Eso me llevo.
Afuera los 40º, y el jardín del palacio, como un oasis en medio del desierto. Cipreses, adelfas, magnolios, arrayanes, porcelana susurrante del agua, rumor de las albercas, y un fino viento; remanso de un antiguo y poético sueño que alababa a Dios.
Por ponerle un pero a todo esto, señalaría la entrada de acceso. Parece ser como si hubiera sobrado cemento, y hubiera dado pena tirarlo, y hubieran decidido reciclarlo. Elogio al cemento, metáfora de nuestros días. Entrada fría, dura y gris, excluyente e imperativa; gemela a la entrada del cementerio, una copia; acceso a ese barrio tan cercano.
Como en un espejismo escucho una voz: ¡anda que dices good morning!
Por cierto, el sábado pasado estuve en Cubilla. Aquello era una invitación al fuego, seco y mal cuidado; lleno de basura amontonada, como para llenar un tráiler; falta de civismo de los de domingueros, y desidia de los autoridades, que parecen estar esperando que arda todo para pedir luego una buena subvención. ¡Cómo se te ocurre bañarte allí!, me dice alguien que me quiere, ¿no sabes que hay remolinos que te llevan para adentro? El agua estaba limpia y el fondo embarrado.
Por cierto, hace seis meses que espero la ayuda social. Anoche soñé que por fin llegaba, vi los 400 euros en mi cuenta bancaria; me puse contento, se aliviaban mis fatigas, pero era solo un sueño.
Por cierto, hace más de seis meses, (aún anda parado, en espera), la ayuda al alquiler que prometió la Junta a bombo y platillo. Dicen que están analizando los documentos, aún no se han entregado los papeles. Las buenas costumbres no se pierden, no desaparecen, mutan, se maquillan.
Publicado el día 23-07-2015 en los dos periódicos de Granada.


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