Pasen y Vean. "Exposición de Svetlana Kalachnik" Milenium Gallery Granada
Pasen y vean.
Paseo
por la ciudad sin rumbo. Mis pasos me dirigen al museo José
Guerrero. El personal me pide mi código postal por eso de las
estadísticas. Subo a la tercera planta y comienzo a ver los inmensos
cuadros expresionistas abstractos del artista granadino. Estoy solo.
Bajo a la segunda planta, me paro a observar un pequeño documental
sobre el artista y su carrera en Estados Unidos. Ya no estoy solo. El
guarda jurado está trabajando. Al parecer llevaba toda la tarde
aburrido, y se dedica a seguirme, como temiendo que en cualquier
momento intente dañar una de las obras o pretenda robar algún
cuadro. Es incómodo. Así que me voy. Ahora mis pasos me dirigen a
la Escuela de Artes y Oficios, me gusta este lugar. Hay una
exposición de los alumnos del taller de esmalte: anillos, pulseras,
colgantes, diferentes técnicas. Me gusta. Estoy solo, algún alumno
pasa distraído con sus cosas sin prestar la más mínima atención,
no sé si se habrá dado cuenta que hay una exposición de sus
compañeros. Nada nuevo. Salgo a la calle, hay bastante tránsito, la
calle Puentezuelas es un ir y venir variopinto de estudiantes,
comerciantes, y turistas. En el número 32, está la joven Milenium
Gallery. Hay una nueva exposición de una pintora rusa afincada en
Málaga, Svetlana Kalachnik. El cuadro que se expone en el escaparate
me provoca una sonrisa. Se titula “La fachada”, es un cuadro
grande y en él se representa distintas escenas cotidianas, a modo
caricaturesco y burlón, de un popular bloque de vecinos, donde la
complicidad y el erotismo picaron son los protagonistas. Me gusta,
así que entro en la galería. Una señora muy amable me sonríe y
me invita a pasar. Suena «Le quattro stagioni» de Vivaldi. El
ambiente es agradable y acogedor. Una pareja de chicas están
observando un cuadro y sonríen, se lo están pasando en grande, y no
es para menos. Llevo media hora disfrutando, observando los cuadros
de esta pintora rusa. Son hermosos. Mis sentidos están gozando; la
música, el colorido alegre de las pinturas, cada cuadro es una
historia en si, un libro abierto, una carcajada picantona; me saben a
mandarina estos cuadros, quisiera llevarme uno, ponerlo en mi casa
para que me alegrara el día. Me gusta mucho el arte de esta pintora.
Me recuerda a la niñez, a la adolescencia, a los puzzles de mil
piezas en una tarde perfumada de rosas. Son cuadros vivos, con
rumores de oriente, minuciosos y brillantes como las cúpulas de las
iglesias ortodoxas. Tienen embrujo, un costumbrismo delicado y sutil
como el juego de luces que proyecta un candil. La sátira presente,
la pasión, el juego, la felicidad. Mujeres sensuales y orondas, se
contonean entre toreros, machos ibéricos, tijeras, sujetadores,
pompas de jabón y amuletos. Suena el Allegro Pastorale
«L'autunno». Se me ha ido el tiempo, me he sumergido en un
cuento ruso y he disfrutado como un oso. Una gozada Svetlana
Kalachnik.
Rubén Darío Vallés
Montes
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