Erótica abdicación artística. Erotísmo Patrio.



Podrán imponerme un rey democráticamente no elegido. Alegando razones de soberanía, tradición, conveniencia, lo que ellos quieran. Podrán adornármelo como ellos crean oportuno, con cientos de horas televisivas repletas de publicidad monárquica. Podrán cubrirlo de elogios y alabanzas, echarle flores como si fuera un santo, envolverlo en azúcar y chocolate como si de un bombón se tratara.
   Podrán venderlo de mil formas, con mil artimañas, como la banca del casino que impone sus reglas y siempre gana. El  juego democrático constitucional, ellos lo inventaron, su corta y pega privado, manchado de humos y alcoholes etílicos de apresurados pactos, atados y bien atados, a mi no me sirve.
  Ellos, “la casta-los intocables", la manejan a su antojo y conveniencia. Poseedores absolutos de los designios de la nación, usurpadores de la voluntad del pueblo, los de los grandes tragimanejes, los pasados de la raya, los auto impuestos baluartes del futuro llenos de polillas y olores rancios, como los viejos muebles que se niegan a ser cambiados, llenando la estancia de fantasmas que vagan por lo salones, arrastrando sus cadenas putrefactas, e insuflando el miedo a los legítimos propietarios de la finca heredada.
 
 Ellos, los educados en los centros educativos del régimen, los que se saben de memoria salmos y catequesis, rezos y salva glorias a los dictadores de la patria; ellos, podrán imponerme el rey que ellos quieran, que yo asentiré, no queda más remedio. Las cárceles están demasiado llenas.
 Más yo no lo apruebo, porque a mí, como parte del pueblo soberano, no me han preguntado, si estoy o no a favor, de que este señor de buena cuna, me represente como rey. 

Yo prefiero como sistema de gobierno la República Democrática.

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