SONRISA DE ESCAPARATE. Versus Susana Díaz and company...




SONRISA DE ESCAPARATE. Versus Susana Díaz and company...

Leo los titulares de los periódicos, me sumerjo en las noticias, y mi cara y mi rostro se ponen como si hubiera mordido un limón o me estuviera tomando un café tan amargo como la misma vida. En las fotografías todos sonríen, Susana Díaz sonríe, los PePeros sonríen, los subalternos de Obama sonríen, el enviado de Irán se tapa la cara. Ayer los salvadores del mundo estaban analizando si empezar a meterles chupinazos a los moritos de oriente próximo por sus malas artes y sus maléficos proyectos de armamento nuclear y sus vociferantes voces contra el exterminio de Israel y de los que allí habitan, llamense israelitas, pues el pueblo judío, o hebreo como a mi me gusta llamarlo, y sus distintas modalidades de ejercer este apelativo están diseminados por el mundo mundial. Ya lo decía Albert Einstein que no era ningún imbécil, aunque por su aspecto muchos ignorantes lo creyeran: judío a estas alturas de la película, después de tantos y tantos años de historia de humanidad, más que la pertenencia a una determinada religión con lazos de sangre, es sin duda, una percepción del mundo, un gusto por el arte, por el saber, por el conocimiento, una forma de entender la vida en el respeto mutuo más allá de circunscribir este respeto tan sólo a la especie humana, es si cabe, un modo de vivir y entender la vida, que dicta mucho de pertenecer o no a la nación de Israel, tan repleta de gente en las antípodas del ejercicio de tal cualidad.

      Como después de morder un limón se me queda la cara leyendo al mentiroso, y escuchar y ver a sus primos hermanos, todos de la misma calaña, radio y televisión. Así que resulta que los gringos han pasado de ser enemigos a muerte de los iraní a convertirse, después de duras negociaciones a altas horas de la noche, en amigotes de fiestas y parrandas de los amigos del Doctor NO que ya no van a reventarlos, ni a acabar con su civilización occidental, ni tan siquiera van a hacerle un rasguño a 007 si lo ven rondando por sus instalaciones nucleares, nada de eso, ahora les van a enviar dátiles rellenos de crema de almendra como presentes de navidad y un christmas con una dedicatoria final que diga: viva Estados Unidos de Norteamerica y todos los hijos de Dios que en ella habitan. Y es que a estos mundanos no hay Dios que los entienda, hoy te dan para el pelo y mañana te regalan un peine, o viceversa. Hoy proclaman igualdad, fraternidad, y legalidad, se llenan la boca con la carta de los derechos humanos y mañana le ponen cuchillas a muros de alambre  (sigue...)
para que los pobres de solemnidad que vienen de África no salten la valla, y luego se pelean entre ellos en un lugar llamado Congreso de los Diputados y se ratifican frente al espejo como la malvada madrastra de Blancanieves , espejo llamado Senado que le responde: si, tu eres la más guapa del reino, tu siempre llevas la razón; en un sitio y en otro, llegan a la conclusión, de que tantos unos como otros utilizan las mismas técnicas de persuasión, y terminan por aceptar que esto es lo que hay, que es una basura, esperando como en la crónica de una muerte anunciada que estas criaturas vuelvan a intentar saltar la valla almonteño, para ver a la virgen que espera en Almonte, y unos cuantos mueran en el intento, o se escalabren o queden marcados de por vida con las cuchillas de la muerte, mientras anuncia por televisión, un banco bueno, un tal Sabadel, que viviremos más y mejor ante un auditorio de ejemplares oyentes, porque la ciencia avanza que da gusto, y hay nuevas técnicas que prolongaran la querida y mísera vida muchos años más, prometiendo estar más guapos, más jóvenes, más saludables, y con más potencia sexual para darnos un gustito de vez en cuando. Así que cuando estos seres, con ojos y piel negra, mueran en su intento de llegar a este mundo de anuncio, entonces sí, sus señorías, los representantes de las grandes compañías del mundo, decidirán como buenos funcionarios sustituir las cuchillas por algo que haga menos daño y sea digamos... más humano. Hasta entonces a otra cosa mariposa, a esperar que el reloj suene para coger la puerta, y salir corriendo para coger el Ave o el avión, que llega la navidad y hay mucho que celebrar, muchos compromisos sociales a los que asistir, y muchos regalos que comprar.

     Aquí no pasa nada, nunca pasa nada, sobre todo para el que vive bajo el confort, todo se soluciona con una sonrisa, una sonrisa inmensa como la de la bonica hija de Punset, porque con la protesta y el cabreo no se va a ningún lado, claro está, nada más que a la marginación, a la cárcel, a la exclusión social con un pequeño grupo de gente pensante y medio locos, que tampoco son bien recibidos en el gran grupo de los pobres, que al fin y al cabo, están acostumbrados a su pobreza y mal viven en sus losetas pillando un poco de aquí y otro de allí hasta que el cuerpo aguante. Aquí no pasa nada, ya habrá tiempo cuando pasen unas décadas para que al plumilla de turnos se le encargue escribir sobre estos tiempos basura, y en los programas televisivos contertulios del orden establecido, guapos y recauchutados, entre sonrisas y conversaciones y diálogos programados, debatan sobre el tema y se lleven su ración caliente a su cuenta bancaria. Si a los plumillas se le ocurre un buen guión, quizás, incluso, se podrá hacer alguna que otra recreación en forma de serie televisiva, y de esta forma zanjar la historia, para que el vulgo lo pase bien y llene sus noches de entretenimiento dirigido, mientras se le venden algunos productos y esperan a la muerte. Y el mundo seguirá y será lo mismo de siempre, acostumbrados a la mierda, al desastre, a los malos modos, a la decadencia, al mundo virtual, al orden establecido, a la democracia de supermercado, a nuestro micro espacio lleno de pajas mentales, a nuestro refugio contra el mal que acecha con cámaras ocultas espiándonos dentro de nuestros nichos. Por que ya se sabe..., si no puedes contra el enemigo únete a él, no seas tonto, pues la batalla está perdida.

      Amarga la mirada, amargo el pensamiento, cómo si no... sonrisa de escaparate, mi asignatura pendiente, clase cateada que aún no he aprobado, quizás por culpa de los maestros que no han sabido motivarme, que no me han dado mi chiau-chiau como golosina, quizás porque sólo he recibido cates, y palabras altisonantes, y castigos, y mucha horas en los pasillos, esperando una reprimenda del director que pasa de mi, y no quiere atenderme.
Susanita Díaz celebró ayer en Granada su cumpleaños al que asistieron cientos de representantes del PSOE nacional. Yo no estaba acreditado, así que no pude entrar al cumpleaños, así que me quedé en la puerta, acompañado de los aburridos policías nacionales que custodiaban el acto. Desde la puerta se escuchaba a Susanita terminar su discurso muy bien escrito por uno de sus muchos asesores. La gente salía como en espantada del recinto del palacio de congresos de Granada, enmonada, con ansias febriles por encenderse ese cigarrillo esperado que tanto le pedía el cuerpo. De uno en uno, iban saliendo, en grupos, en cuadrillas, con miradas de desilusión, no grababan las cámaras por lo tanto la sonrisa de escaparate estaba de más. Lo que menos había allí era ilusión, había cansancio, hastío de tanto paripé, ganas de saltar página y cambiar de canal. Unos grupos de maduros cincuentones ojerosos, con cara de vividores y con muchas mantas escondidas en cajones secretos de armarios empotrados charlaban entre ellos a voz baja, a la espera de que todo terminara por fin, para coger la puerta y tomarse un refrescante cubatazo. Salía y salía gente, y aquello lo que menos parecía era un cumpleaños, si acaso un acto más, un protocolo que cumplir, un paripé más, un papel más de extras en una película en la que hay que rellenar espacios, pues los protagonistas de la mala comedia se encuentran en las primeras filas rodeados de cámaras, guardando la compostura y cuidando cada uno de sus gestos, por que ya se sabe que las cámaras de hoy lo recogen todo, y cualquier bostezo, o cara seria puede ser interpretado como que no te lo estabas pasando bien en la fiesta. Así que allí conmigo están los que forman parte del atrezo del reportaje, los que hoy salen en el periódico y en la radio y televisiones, como datos, como puntitos pegados uno tras otro, como píxeles encuadrados en filas, que llenan una inmensa sala de un palacio de congresos en Granada dónde se han reunido los socialistas para renovar al Partido Socialista con un rostro de mujer, Susanita Diéz. Pero allí afuera en la puerta rodeado de andrajosos fumadores como yo, se lee el guión original de la película, no el que adaptan los medios financiados,y ahorcados por los que pagan, que siempre llevan la razón, los bancos. Allí no se percibe ni una mota de polvo de eso que llaman renovación, o ilusión, o como quieran llamar a la película. Allí hay hartazgo, mucho hartazgo, caras largas, aburrimiento de que siempre sean los mismos los protagonistas, aunque sean pésimos actores, allí hay añoranza de tiempos pasados, y pena de participar en una película más mala que los últimos film del bueno y chocho Woody Allen. Todos esperan a que el director de la orden de corten, y por fin se puedan marchar. Entonces me infiltro entre la muchedumbre de chimeneas andantes y pregunto, ¿qué cuando es la votación?, ¿qué cuando termina?, y me responde un grupo de jóvenes cult, con pinta y forma de gays, con los que hago enseguida buena amistad, y que de nos ser porque no tengo un chavo en el bolsillo, de seguro me los llevaría de marcha e íbamos a partir toda la pana de Grana esta noche junto con mi amigo Fito, que conoce donde se corta el bacalao de esta hermosa ciudad de la Alhambra. 

     La votación se está produciendo ahora, pero vamos... hay poco que votar, hay dos opciones, pan con mantequilla, o mantequilla con pan, y es que en verdad, lo juro, si esta Susanita montara una panadería, se haría de oro, o sería una gran guerrillera en la sucia guerra del pan, pues forma y modo tiene para ser una buena panadera. Así que con cara de resignados, con miradas de pesadumbre y cinismo del que acepta lo que toca, con una gran inteligencia emocional, base primordial de adaptación a cualquier situación por mierda que sea, me dicen que eso..., que va a ganar Susanita porque es la única opción, y que ni ellos mismos, ni nadie, ni ninguno de los extras, se cree en lo más mínimo tal regeneración, y que no hay motivo alguno para el optimismo, ni siquiera se lo creen los protagonistas que se han sentado en la primera fila, un tal ex presidente, una tal ministra de no se qué, que tras su salida de filas, conserva algo de la hermosura perdida de juventud pagada a un alto precio a un prestigioso cirujano estético, cuando ya creían todos que era misión imposible, darle algo de hermosura a una cara tan arrugada y a una boca tan caída y amarga como estas palabras. Personajes todos ellos, que no se juntan con los extras, con los bultos, con los rellenos del espacio delirante, ellos no se juntan porque son las estrellas retiradas que ahora se han ido con Dark Vader que paga mejor. Le pregunto a los chicos cult si ha venido al cumpleaños el Alcalde de Jun, que últimamente anda malhumorado por los platós televisivos, después de que su partido lo ignorara en su intento de acceder a la cumbre de la pirámide del partido, en el paripé, cómo no, de las últimas elecciones primarias celebradas en Andalucía; las baronesas y esposas de los varones temían que tal Alcalde de Jun quisiera cambiarle el color a la rosa roja por uno más transgresivo y multicolor, temor cierto, que tuvo como respuesta un: ni se te ocurra que no tenemos el coño para ruidos. La pregunta está en el aire, ¿ha venido el Alcalde de Jun? Los chicos vestidos a la moda indie, se miran entre ellos y me dicen que no saben nada, a mi me da la sensación que tan siquiera saben de quién estoy hablando y de que están más preocupados en planificar la salida de esta noche.

     Estoy en una esquina al lado de una pareja de la policía nacional, un hombre de unos cincuenta y tantos largos que piensa en la jubilación y una mujer, que resulta que es mujer, porque desde la distancia, me parecía un hombre amanerado, una transexual mal teñida vestida de uniforme, nada sexy, con la mirada perdida y la cara de no saber ni dónde está. Estoy al lado de ellos, esquinado, mirando por una de las puertas acristaladas al interior a ver si veo a alguna cara conocida, cuando veo salir al que fue hasta hace poco presidente de Andalucía, el tal Griñan, pobre hombre, cuantos disjuntos se está llevando con la juez Alaya; pues sale como si nada, sin coche oficial que le espere, acompañado por su mujer, tiene que ser su mujer, sin pena ni gloria, como uno más de los extras, sin un adiós de nadie, sin ninguna muestra de cariño, como un extraño al que nadie conoce, pasa por medio de los extras y nadie lo mira, como si fuera un alma en pena que no es conveniente mirar, como un apestado al que nadie quiere, pasa por delante de mí y lo miro sorprendido de tenerlo tan cerca, y el me mira, con una cara ojerosa, seria, cansada, triste, como un payaso después de una función, como un payaso que vuelve a su maltrecha furgoneta a quitarse el maquillaje hasta una próxima función. Qué triste la imagen, que bochornosa. Hablo con el policía cincuentón, le comento, como el viejo que habla sobre una obra con otro viejo, lo curioso que es que el que ha sido presidente de la Junta de Andalucía salga de esa forma, como alma que lleva el diablo, mientras su mujer ansiosa enciende un pitillo. El policía nacional, me comenta cómplice que esto es así, que mientras tienes poder eres amigos de todos, y cuando no lo tienes, no eres nadie, y la gente pasa de ti como un cualquiera, como la escoria de una máquina a la que sobran piezas. Que triste. Hoy en la cumbre y mañana vendiendo los tickets de entrada de la montaña rusa, pasando frío, calor, despellejándote la piel y el alma a destajo, cobrando una miseria para poderle llevar alimento a tus hijos. Que triste. Quién te ha visto y quien te ve Manuel. Mientras tanto las caras de pasar el trago siguen saliendo y entrando. Y el pescado ya está vendido, sobre todo para las cámaras de televisión, para la foto que mañana se venderá en los quioscos de todo a cien. Palabras y sonrisas a un auditorio sin importancia, porque Susanita, porque los anfitriones de la fiesta, no hablan para los asistentes, para los invitados forzosos, para el bulto, que ya sabe el argumento de la película, hablan para las cámaras con un guión finamente escrito, analizado, y aprendido. Ventrílocuos de sus propios personajes.

     Esto reflexiono, mientras me tomo un café en la plaza del pueblo y leo el mentiroso provincial, cargado de sonrisas y de resúmenes de la película, lleno de vítores y alabanzas en un intento forzoso de que la película tenga éxito entre el gran público. Que triste. Busco algo de cultura que me atraiga entre las páginas finales del diario, y no lo encuentro, sólo lágrimas, y no lo encuentro, Chico Ocaña no actúa esta noche, lo que sería un aliciente, pero está deprimido y no es para menos..., no quedan mártires ya y menos con compás, y ha vuelto a los hábitos desaconsejados por las naciones unidas. Tomo otro sorbo del amargo café, me fumo un nuevo cigarro, y me veo yéndome de allí, yéndome de este país. Esperando que cambie el semáforo al verde para cruzar la carretera, mientras el bar de la esquina se va llenado de extras deseosos de pegarse un lingotazo de whisky con la intención de auto convencerse del triunfo del cumpleaños de Susanita, de ignorar lo evidente, el fracaso absoluto, de ignorar, ¿cómo qué ignorar?, y una polla ignorar..., ni con siete whiskies, vano intento. Más grande será la caída. Y me observo subiendo por el paseo junto al río Genil, despidiéndome del paisaje, donde confluyen las aguas subterráneas del río Darro, a lo lejos veo el monumento al flamenco inaugurado hace semanas, y se me vuelven a remover las tripas, se me vuelve a poner cara de limón escocido, como Montserrat Caballé en el anuncio de la lotería de Navidad, y me da una arcada recordando la basura de escultura que han colocado sobre un alto pedestal, escultura que ha sustituido al panteón de la democracia y la constitución española, y me digo a punto de vomitar que qué cosa más horrible, que la escultura es pésima, que no puede ser peor bazofia, que debe de tener una buena agarradera el profesor de turno de bellas artes al que han encargado tal mierda, que me dan mucha pena los chicos y chicas que estudian bellas artes, que si todos los profesores son así de malos más vale que dejen la carrera, que más vale una retirada a tiempo, y me congratulo por no haber podido estudiar la carrera que más amaba, entonces si sonrío. Sonrío y me largo.

Rubén Darío Vallés Montes. Granada. 24/11/13

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