SONRISA DE ESCAPARATE. Versus Susana Díaz and company...
SONRISA DE
ESCAPARATE. Versus Susana Díaz and company...

Como después de
morder un limón se me queda la cara leyendo al mentiroso, y escuchar
y ver a sus primos hermanos, todos de la misma calaña, radio y
televisión. Así que resulta que los gringos han pasado de ser
enemigos a muerte de los iraní a convertirse, después de duras
negociaciones a altas horas de la noche, en amigotes de fiestas y
parrandas de los amigos del Doctor NO que ya no van a reventarlos, ni
a acabar con su civilización occidental, ni tan siquiera van a
hacerle un rasguño a 007 si lo ven rondando por sus instalaciones
nucleares, nada de eso, ahora les van a enviar dátiles rellenos de
crema de almendra como presentes de navidad y un christmas con una
dedicatoria final que diga: viva Estados Unidos de Norteamerica y
todos los hijos de Dios que en ella habitan. Y es que a estos
mundanos no hay Dios que los entienda, hoy te dan para el pelo y
mañana te regalan un peine, o viceversa. Hoy proclaman igualdad,
fraternidad, y legalidad, se llenan la boca con la carta de los
derechos humanos y mañana le ponen cuchillas a muros de alambre (sigue...)
para
que los pobres de solemnidad que vienen de África no salten la
valla, y luego se pelean entre ellos en un lugar llamado Congreso de
los Diputados y se ratifican frente al espejo como la malvada
madrastra de Blancanieves , espejo llamado Senado que le responde:
si, tu eres la más guapa del reino, tu siempre llevas la razón; en
un sitio y en otro, llegan a la conclusión, de que tantos unos como
otros utilizan las mismas técnicas de persuasión, y terminan por
aceptar que esto es lo que hay, que es una basura, esperando como en
la crónica de una muerte anunciada que estas criaturas vuelvan a
intentar saltar la valla almonteño, para ver a la virgen que espera
en Almonte, y unos cuantos mueran en el intento, o se escalabren o
queden marcados de por vida con las cuchillas de la muerte, mientras
anuncia por televisión, un banco bueno, un tal Sabadel, que
viviremos más y mejor ante un auditorio de ejemplares oyentes,
porque la ciencia avanza que da gusto, y hay nuevas técnicas que
prolongaran la querida y mísera vida muchos años más, prometiendo
estar más guapos, más jóvenes, más saludables, y con más
potencia sexual para darnos un gustito de vez en cuando. Así que
cuando estos seres, con ojos y piel negra, mueran en su intento de
llegar a este mundo de anuncio, entonces sí, sus señorías, los
representantes de las grandes compañías del mundo, decidirán como
buenos funcionarios sustituir las cuchillas por algo que haga menos
daño y sea digamos... más humano. Hasta entonces a otra cosa
mariposa, a esperar que el reloj suene para coger la puerta, y salir
corriendo para coger el Ave o el avión, que llega la navidad y hay
mucho que celebrar, muchos compromisos sociales a los que asistir, y
muchos regalos que comprar.
Aquí no pasa nada,
nunca pasa nada, sobre todo para el que vive bajo el confort, todo se
soluciona con una sonrisa, una sonrisa inmensa como la de la bonica
hija de Punset, porque con la protesta y el cabreo no se va a ningún
lado, claro está, nada más que a la marginación, a la cárcel, a
la exclusión social con un pequeño grupo de gente pensante y medio
locos, que tampoco son bien recibidos en el gran grupo de los pobres,
que al fin y al cabo, están acostumbrados a su pobreza y mal viven
en sus losetas pillando un poco de aquí y otro de allí hasta que el
cuerpo aguante. Aquí no pasa nada, ya habrá tiempo cuando pasen
unas décadas para que al plumilla de turnos se le encargue escribir
sobre estos tiempos basura, y en los programas televisivos
contertulios del orden establecido, guapos y recauchutados, entre
sonrisas y conversaciones y diálogos programados, debatan sobre el
tema y se lleven su ración caliente a su cuenta bancaria. Si a los
plumillas se le ocurre un buen guión, quizás, incluso, se podrá
hacer alguna que otra recreación en forma de serie televisiva, y de
esta forma zanjar la historia, para que el vulgo lo pase bien y llene
sus noches de entretenimiento dirigido, mientras se le venden
algunos productos y esperan a la muerte. Y el mundo seguirá y será
lo mismo de siempre, acostumbrados a la mierda, al desastre, a los
malos modos, a la decadencia, al mundo virtual, al orden establecido,
a la democracia de supermercado, a nuestro micro espacio lleno de
pajas mentales, a nuestro refugio contra el mal que acecha con
cámaras ocultas espiándonos dentro de nuestros nichos. Por que ya
se sabe..., si no puedes contra el enemigo únete a él, no seas
tonto, pues la batalla está perdida.
Amarga la mirada,
amargo el pensamiento, cómo si no... sonrisa de escaparate, mi
asignatura pendiente, clase cateada que aún no he aprobado, quizás
por culpa de los maestros que no han sabido motivarme, que no me han
dado mi chiau-chiau como golosina, quizás porque sólo he recibido
cates, y palabras altisonantes, y castigos, y mucha horas en los
pasillos, esperando una reprimenda del director que pasa de mi, y no
quiere atenderme.
Susanita Díaz
celebró ayer en Granada su cumpleaños al que asistieron cientos de
representantes del PSOE nacional. Yo no estaba acreditado, así que
no pude entrar al cumpleaños, así que me quedé en la puerta,
acompañado de los aburridos policías nacionales que custodiaban el
acto. Desde la puerta se escuchaba a Susanita terminar su discurso
muy bien escrito por uno de sus muchos asesores. La gente salía como
en espantada del recinto del palacio de congresos de Granada,
enmonada, con ansias febriles por encenderse ese cigarrillo esperado
que tanto le pedía el cuerpo. De uno en uno, iban saliendo, en
grupos, en cuadrillas, con miradas de desilusión, no grababan las
cámaras por lo tanto la sonrisa de escaparate estaba de más. Lo que
menos había allí era ilusión, había cansancio, hastío de tanto
paripé, ganas de saltar página y cambiar de canal. Unos grupos de
maduros cincuentones ojerosos, con cara de vividores y con muchas
mantas escondidas en cajones secretos de armarios empotrados
charlaban entre ellos a voz baja, a la espera de que todo terminara
por fin, para coger la puerta y tomarse un refrescante cubatazo.
Salía y salía gente, y aquello lo que menos parecía era un
cumpleaños, si acaso un acto más, un protocolo que cumplir, un
paripé más, un papel más de extras en una película en la que hay
que rellenar espacios, pues los protagonistas de la mala comedia se
encuentran en las primeras filas rodeados de cámaras, guardando la
compostura y cuidando cada uno de sus gestos, por que ya se sabe que
las cámaras de hoy lo recogen todo, y cualquier bostezo, o cara
seria puede ser interpretado como que no te lo estabas pasando bien
en la fiesta. Así que allí conmigo están los que forman parte del
atrezo del reportaje, los que hoy salen en el periódico y en la
radio y televisiones, como datos, como puntitos pegados uno tras
otro, como píxeles encuadrados en filas, que llenan una inmensa sala
de un palacio de congresos en Granada dónde se han reunido los
socialistas para renovar al Partido Socialista con un rostro de
mujer, Susanita Diéz. Pero allí afuera en la puerta rodeado de
andrajosos fumadores como yo, se lee el guión original de la
película, no el que adaptan los medios financiados,y ahorcados por
los que pagan, que siempre llevan la razón, los bancos. Allí no se
percibe ni una mota de polvo de eso que llaman renovación, o
ilusión, o como quieran llamar a la película. Allí hay hartazgo,
mucho hartazgo, caras largas, aburrimiento de que siempre sean los
mismos los protagonistas, aunque sean pésimos actores, allí hay
añoranza de tiempos pasados, y pena de participar en una película
más mala que los últimos film del bueno y chocho Woody Allen. Todos
esperan a que el director de la orden de corten, y por fin se puedan
marchar. Entonces me infiltro entre la muchedumbre de chimeneas
andantes y pregunto, ¿qué cuando es la votación?, ¿qué cuando
termina?, y me responde un grupo de jóvenes cult, con pinta y forma
de gays, con los que hago enseguida buena amistad, y que de nos ser
porque no tengo un chavo en el bolsillo, de seguro me los llevaría
de marcha e íbamos a partir toda la pana de Grana esta noche junto
con mi amigo Fito, que conoce donde se corta el bacalao de esta
hermosa ciudad de la Alhambra.
La votación se
está produciendo ahora, pero vamos... hay poco que votar, hay dos
opciones, pan con mantequilla, o mantequilla con pan, y es que en
verdad, lo juro, si esta Susanita montara una panadería, se haría
de oro, o sería una gran guerrillera en la sucia guerra del pan,
pues forma y modo tiene para ser una buena panadera. Así que con
cara de resignados, con miradas de pesadumbre y cinismo del que
acepta lo que toca, con una gran inteligencia emocional, base
primordial de adaptación a cualquier situación por mierda que sea,
me dicen que eso..., que va a ganar Susanita porque es la única
opción, y que ni ellos mismos, ni nadie, ni ninguno de los extras,
se cree en lo más mínimo tal regeneración, y que no hay motivo
alguno para el optimismo, ni siquiera se lo creen los protagonistas
que se han sentado en la primera fila, un tal ex presidente, una tal
ministra de no se qué, que tras su salida de filas, conserva algo
de la hermosura perdida de juventud pagada a un alto precio a un
prestigioso cirujano estético, cuando ya creían todos que era
misión imposible, darle algo de hermosura a una cara tan arrugada y
a una boca tan caída y amarga como estas palabras. Personajes todos
ellos, que no se juntan con los extras, con los bultos, con los
rellenos del espacio delirante, ellos no se juntan porque son las
estrellas retiradas que ahora se han ido con Dark Vader que paga
mejor. Le pregunto a los chicos cult si ha venido al cumpleaños el
Alcalde de Jun, que últimamente anda malhumorado por los platós
televisivos, después de que su partido lo ignorara en su intento de
acceder a la cumbre de la pirámide del partido, en el paripé, cómo
no, de las últimas elecciones primarias celebradas en Andalucía;
las baronesas y esposas de los varones temían que tal Alcalde de Jun
quisiera cambiarle el color a la rosa roja por uno más transgresivo
y multicolor, temor cierto, que tuvo como respuesta un: ni se te
ocurra que no tenemos el coño para ruidos. La pregunta está en el
aire, ¿ha venido el Alcalde de Jun? Los chicos vestidos a la moda
indie, se miran entre ellos y me dicen que no saben nada, a mi me da
la sensación que tan siquiera saben de quién estoy hablando y de
que están más preocupados en planificar la salida de esta noche.
Estoy en una
esquina al lado de una pareja de la policía nacional, un hombre de
unos cincuenta y tantos largos que piensa en la jubilación y una
mujer, que resulta que es mujer, porque desde la distancia, me
parecía un hombre amanerado, una transexual mal teñida vestida de
uniforme, nada sexy, con la mirada perdida y la cara de no saber ni
dónde está. Estoy al lado de ellos, esquinado, mirando por una de
las puertas acristaladas al interior a ver si veo a alguna cara
conocida, cuando veo salir al que fue hasta hace poco presidente de
Andalucía, el tal Griñan, pobre hombre, cuantos disjuntos se está
llevando con la juez Alaya; pues sale como si nada, sin coche oficial
que le espere, acompañado por su mujer, tiene que ser su mujer, sin
pena ni gloria, como uno más de los extras, sin un adiós de nadie,
sin ninguna muestra de cariño, como un extraño al que nadie conoce,
pasa por medio de los extras y nadie lo mira, como si fuera un alma
en pena que no es conveniente mirar, como un apestado al que nadie
quiere, pasa por delante de mí y lo miro sorprendido de tenerlo tan
cerca, y el me mira, con una cara ojerosa, seria, cansada, triste,
como un payaso después de una función, como un payaso que vuelve a
su maltrecha furgoneta a quitarse el maquillaje hasta una próxima
función. Qué triste la imagen, que bochornosa. Hablo con el policía
cincuentón, le comento, como el viejo que habla sobre una obra con
otro viejo, lo curioso que es que el que ha sido presidente de la
Junta de Andalucía salga de esa forma, como alma que lleva el
diablo, mientras su mujer ansiosa enciende un pitillo. El policía
nacional, me comenta cómplice que esto es así, que mientras tienes
poder eres amigos de todos, y cuando no lo tienes, no eres nadie, y
la gente pasa de ti como un cualquiera, como la escoria de una
máquina a la que sobran piezas. Que triste. Hoy en la cumbre y
mañana vendiendo los tickets de entrada de la montaña rusa, pasando
frío, calor, despellejándote la piel y el alma a destajo, cobrando
una miseria para poderle llevar alimento a tus hijos. Que triste.
Quién te ha visto y quien te ve Manuel. Mientras tanto las caras de
pasar el trago siguen saliendo y entrando. Y el pescado ya está
vendido, sobre todo para las cámaras de televisión, para la foto
que mañana se venderá en los quioscos de todo a cien. Palabras y
sonrisas a un auditorio sin importancia, porque Susanita, porque los
anfitriones de la fiesta, no hablan para los asistentes, para los
invitados forzosos, para el bulto, que ya sabe el argumento de la
película, hablan para las cámaras con un guión finamente escrito,
analizado, y aprendido. Ventrílocuos de sus propios personajes.
Esto reflexiono,
mientras me tomo un café en la plaza del pueblo y leo el mentiroso
provincial, cargado de sonrisas y de resúmenes de la película,
lleno de vítores y alabanzas en un intento forzoso de que la
película tenga éxito entre el gran público. Que triste. Busco algo
de cultura que me atraiga entre las páginas finales del diario, y no
lo encuentro, sólo lágrimas, y no lo encuentro, Chico Ocaña no
actúa esta noche, lo que sería un aliciente, pero está deprimido y
no es para menos..., no quedan mártires ya y menos con compás, y
ha vuelto a los hábitos desaconsejados por las naciones unidas. Tomo
otro sorbo del amargo café, me fumo un nuevo cigarro, y me veo
yéndome de allí, yéndome de este país. Esperando que cambie el
semáforo al verde para cruzar la carretera, mientras el bar de la
esquina se va llenado de extras deseosos de pegarse un lingotazo de
whisky con la intención de auto convencerse del triunfo del
cumpleaños de Susanita, de ignorar lo evidente, el fracaso absoluto,
de ignorar, ¿cómo qué ignorar?, y una polla ignorar..., ni con
siete whiskies, vano intento. Más grande será la caída. Y me
observo subiendo por el paseo junto al río Genil, despidiéndome del
paisaje, donde confluyen las aguas subterráneas del río Darro, a
lo lejos veo el monumento al flamenco inaugurado hace semanas, y se
me vuelven a remover las tripas, se me vuelve a poner cara de limón
escocido, como Montserrat Caballé en el anuncio de la lotería de
Navidad, y me da una arcada recordando la basura de escultura que han
colocado sobre un alto pedestal, escultura que ha sustituido al
panteón de la democracia y la constitución española, y me digo a
punto de vomitar que qué cosa más horrible, que la escultura es
pésima, que no puede ser peor bazofia, que debe de tener una buena
agarradera el profesor de turno de bellas artes al que han encargado
tal mierda, que me dan mucha pena los chicos y chicas que estudian
bellas artes, que si todos los profesores son así de malos más vale
que dejen la carrera, que más vale una retirada a tiempo, y me
congratulo por no haber podido estudiar la carrera que más amaba,
entonces si sonrío. Sonrío y me largo.
Rubén Darío
Vallés Montes. Granada. 24/11/13
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